Las autoridades indican que el resguardo de las tradiciones ancestrales ha sido uno de los principales compromisos del Gobierno; por ello, el Ministerio de Cultura relanzó el recetario Sabores de la memoria: Cocina indígena y afrodescendiente de El Salvador.
Este es el recetario más exhaustivo y detallado de la gastronomía indígena y afrodescendiente de El Salvador, en el que se encuentran los procesos de atoles, sopas, tamales, dulces y otros platillos tradicionales del país. “Recoge la tradición y la memoria a través de recetas con origen indígena, de las comunidades indígenas y afrodescendientes. Es experiencia, es una forma de vida, es todo aquello que aprendimos de nuestros abuelos y se ha ido transmitiendo de generación en generación”, explicó el ministro de Cultura, Raúl Castillo.

Asimismo, detalló que el libro reúne experiencia a escala nacional de recetas emblemáticas, que son el legado de los pueblos indígenas de diferentes partes del país como: Tacuba, Nahuizalco, Santiago Nonualco, Guatajiagua, San Simón, Conchagua, Cacaopera, San Alejo, Ereguayquín y Atiquizaya.
“Un agradecimiento y reconocimiento para las mujeres portadoras de cultura, gracias a quienes tenemos ahora este libro y compartir sus saberes ancestrales; el proceso fue realizado a través de una investigación, con el propósito de contribuir a la difusión de estos conocimientos relacionados con cultivos tradicionales, agradecemos al Ministerio de Cultura por permitirnos acompañar este proceso”, afirmó Emilia González, oficial a cargo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en El Salvador (FAO El Salvador).

El recetario tiene el propósito de preservar y fortalecer el menú alimentario como parte de un legado culinario ancestral del país. La gastronomía tradicional es memoria tangible de nuestros antepasados, y también un símbolo de la creatividad y del sabor de la actual cocina salvadoreña.
“Este libro representa mucho más que recetas, es la memoria de nuestro pueblo, la herencia de nuestras abuelas y madres, el cuidado de la tierra y el respeto para los alimentos que ella nos da cada día; cada platillo, es también una historia, una enseñanza, una forma de ver el mundo, que nos ha sido trasladada”, comentó Santos Morales, de la comunidad indígena de Nahuizalco



